EL PAPEL DE DEBRA HEVIA EN BOLIVIA

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Texto escrito por Gabriel Rodriguez Olivera

Debra Hevia como encargada de negocios de la embajada de Estados Unidos en Bolivia ha reavivado preocupaciones sobre la injerencia extranjera en los asuntos internos del país. Antes de ser designada en su actual cargo en nuestro país, trabajó estrechamente con Philip Goldberg, quien fue expulsado de Bolivia en 2008 por el presidente Evo Morales bajo acusaciones de conspiración y fomento a movimientos secesionistas. Goldberg, conocido por su estilo diplomático agresivo, parece haber dejado una marca indeleble en Hevia, quien ahora sigue pasos similares en su enfoque hacia la diplomacia en América Latina. Durante su tiempo bajo la tutela de Goldberg, Hevia fue instrumental en recopilar información crítica para la embajada, especialmente en eventos que agitaron la política boliviana, como el incidente del “Hotel Las Américas”.

En 2008, el “Hotel Las Américas” fue el escenario de una operación policial que resultó en la muerte de tres extranjeros, acusados de estar involucrados en un supuesto complot para asesinar a Evo Morales. Este evento ha sido objeto de controversia y teorías de conspiración, muchas de las cuales apuntan a la posible participación de agencias extranjeras. Hevia, en aquel entonces colaboradora cercana de Goldberg, jugó un papel crucial en la recolección de inteligencia sobre este caso para la embajada estadounidense. Con su reciente retorno a Bolivia, se ha especulado sobre una posible reactivación de la investigación del caso “Hotel Las Américas”, lo que algunos interpretan como un intento de reavivar tensiones políticas y desestabilizar al actual gobierno del MAS.

Uno de los objetivos más alarmantes atribuidos a Hevia y al comando sur de Estados Unidos es la eliminación del MAS del escenario político boliviano. Esta estrategia no solo busca desplazar a un movimiento político consolidado, sino también facilitar la instalación de un “actor outsider” que pueda alinearse más estrechamente con los intereses económicos y políticos de Estados Unidos. Un aspecto crucial de este plan involucra el monopolio del litio en la región, un recurso estratégico cuyo dominio podría ofrecer a Estados Unidos una ventaja considerable en la industria global de baterías y vehículos eléctricos. Bolivia, junto con Argentina y Chile, forma parte del llamado “triángulo del litio”, y la influencia política en Bolivia podría extenderse a acuerdos transnacionales que favorezcan a empresas estadounidenses en detrimento de la soberanía y los beneficios económicos locales.

La influencia de Debra Hevia en Bolivia parece ser una continuación de una política estadounidense más amplia que utiliza la diplomacia como una fachada para la intervención en los asuntos internos de las naciones latinoamericanas. La historia y las acciones recientes sugieren un patrón de comportamiento que busca no solo influir sino controlar los desarrollos políticos y económicos en la región. Para los actores políticos y sociales en Bolivia y América Latina, es crucial mantenerse vigilantes y críticos frente a estas estrategias, asegurando que cualquier cooperación internacional no comprometa la autonomía nacional ni los intereses del pueblo boliviano. La gestión de Hevia debe ser observada no solo como un reflejo de la política exterior estadounidense, sino también como un posible catalizador de cambio que podría tener profundas implicaciones para la democracia y la estabilidad regional.

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